miércoles, 15 de junio de 2011

¡Sálvame, Superman!

Lo cantaba hace ya varios años atrás la Bersuit en su "Señor Cobranza": Adios el muro estanilista / los demócratas de mierda y los forros pacifistas / todos narcos, todos narcos... Salvando las distancias (aquí no vamos a tratar a nadie de narco sin fundamentos, no ve que me pegan después), el tema tiene no sólo una validez ideológica en sí misma, sino que esa parte de la canción en particular puede ser fácilmente adaptable a la realidad que vivimos en Chilito: faltan referentes.

Todos los que vivimos acá estamos, de una u otra forma, al corriente de la situación: Después de la dictadura, pasamos 20 años gobernados por un referente político: la Concertación de Partidos por la Democracia, o Concerta para los amigotes. Si bien en los años que mandaron el país creció, por diferentes episodios que no vienen al caso recordar, se generó un descontento contra la clase política. La confianza en las autoridades disminuyó, se les trató a todos de ladrones, que sólo velaban por sus propios intereses, que se rotaban en el poder. Y por sobre todas las cosas, que no había un eje conductivo e ideológico.

Y se fueron cascando, para dar paso a la Derecha, con sus promesas de cambio y mejoría en la situación. Pero ya todos hemos visto cómo ha resultado todo: alta desaprobación, protestas varias y un descontento que sigue. Y para qué andamos con cosas: con su ideología machista, homofóbica y social de libre mercado se han granjeado el no tenerla nunca fácil.

Ante esta situación, se me viene a la mente cierta pregunta que yo creo que ya hay que empezar a hacerla: ¿Qué vamos a hacer el 2014? ¿Qué alternativas como votantes (los que votamos) tenemos? Y la respuesta hasta el momento es: las mismas de siempre. Cero recambio de rostros y de pensamientos. Una oligarquía en la que ya no importan los partidos políticos, pues ante los ojos de la ciudadanía no hay diferencias. Todos reman para un mismo lado. El suyo propio.

Y quedamos en las mismas. Hasta ahora, aún no se ha divisado una alternativa de recambio y de peso, un movimiento o referente nuevo y fresco, que sea capaz de llevar el país por nuevos horizontes. No hablo de mesianismo, sino de una nueva idea de país, de hacia dónde queremos llegar.

Porque de lo contrario, ¿quién nos queda? ¿Superman?